El atardecer del jueves 6 de abril de 1995 se presentaba como uno más de aquel otoño que recién empezaba; los alumnos volvían de las clases con la expectativa de la llegada del fin de semana, los comercios buscaban aprovechar los primeros días del mes para vender más y muchos organizaban actividades para la inminente llegada de la Semana Santa.
Aquella tarde, el país seguía conmocionado por la trágica muerte del Carlos Menem "Junior", hijo del entonces presidente de la Nación, y del campeón 1987 de TC2000 Silvio Oltra, en extrañas circunstancias al caer el helicóptero en el que ambos viajaban a Rosario, precisamente a una carrera de TC2000. El siniestro se produjo sobre la entonces autopista Buenos Aires-Rosario, en las proximidades de Ramallo.
El público "fierrero" estaba emocionado por la vuelta al país de la Fórmula 1, después de 14 años: el Gran Premio de Argentina se correría en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires, que lucía totalmente renovado para la ocasión.
Quienes poseían embarcaciones las pusieron al servicio de los inundados.
En la noche de ese mismo jueves 6 de abril el músico rosarino Fito Páez se presentaba en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, en el marco de la gira presentación del álbum "Circo Beat" con entradas agotadas y varios pergaminenses se apresuraban para viajar a CABA a disfrutar del espectáculo.
Regía el 1 a 1, San Lorenzo y Gimnasia y Esgrima de La Plata se disputaban el campeonato Clausura 1995 (que terminaría ganando el azulgrana), faltaba un mes y una semana para las elecciones presidenciales y Carlos Menem buscaba la reelección: sus contrincantes eran José Octavio "Pilo" Bordón; ex gobernador de Mendoza, por el Fre.Pa.So y Horacio Masaccessi, gobernador de Río Negro, por la UCR. Eduardo Duhalde también buscaba su reelección como gobernador y Alcides Sequeiro intentaba su segunda reelección, luego de haberse impuesto en las elecciones de 1987 y 1991. De todo eso se hablaba en comercios, locales públicos, calles y hogares de Pergamino en el anochecer del 6 de abril de 1995.
Mientras tanto, desde el sudoeste, un frente de tormenta se aproximaba a la ciudad; los nimboestratos y cumulosnimbos se agrupaban y avanzaban hacia el casco urbano. El clima estaba pesado, caluroso y húmedo y al caer la noche el cielo se presentaba rojizo, sin luna ni estrellas.
La gente con el agua a la cintura en Colón y Larrea, durante la tarde del 7 de abril de 1995.
A las 23 ya se presentía una importante tormenta de notable intensidad eléctrica y comenzó a levantarse viento. Los vecinos aseguraron puertas y ventanas, desenchufaron electrodomésticos y aparatos electrónicos (vieja práctica arraigada durante años) y se fueron a dormir.
Alrededor de las 3, según algunos testigos, o de las 4 del viernes 7, según otros, comenzó a llover: durante los primeros minutos parecía una "lluvia de abril" más pero cerca de las 5 la intensidad del chaparrón se intensificó de tal manera que quienes estaban despiertos comenzaron a preocupares. Casi todos los que presenciaron la totalidad del episodio coincidieron que nunca habían visto una lluvia tan intensa y tan prolongada, ya que los chaparrones fuertes no suelen duran más de 15 o 20 minutos.
En apenas unos pocos minutos, las zonas bajas de la ciudad se anegaron, poco tiempo después el agua comenzó a ingresar a las viviendas ubicadas en zonas inundables. Varios desagües se obstruyeron; se "quedaron" algunos de los pocos autos que circulaban en aquel momento por la calle y el cauce de los arroyos Pergamino y Chu-chú creció de inmediato. Mientras tanto seguía lloviendo, con mayor intensidad aún.
Con las primeras luces del día ya se sabía que la situación era muy grave. Las precipitaciones se habían dado no sólo en el casco urbano sino también en la zona rural y el agua de ese sector rápidamente "buscó las zonas bajas" y fue a parar a los arroyos Pergamino y Chu-chú.
A las 6 de la mañana la catástrofe ya se había materializado; todavía algunos vehículos como camiones o los colectivos que operaban en esa época podían pasar por los puentes de las rutas 8 y 188 y Barrancas del Paraná - Florencio Sánchez pero gran parte de la ciudad ya estaba inundada y muchos vecinos habían decidido autoevacuarse, saliendo "con lo puesto" de sus viviendas y dejando atrás muebles, ropa y objetos personales.
El puente Merced - Juan B. Justo con las barandas y el asfalto destruido, deja ver el antiguo adoquinado.
A las 6 y media el desastre era total, los arroyos se desbodaron y el agua avanzó arrasando con todo a su paso; las propiedades más cercanas a los dos cauces de agua que atraviesan la ciudad quedaron inundadas hasta el techo y a partir de ese momento no se pudo cruzar el arroyo Pergamino por ninguno de sus puentes.
A las 7 de la mañana el intendente Sequeiro salía al aire en la radio local y declaraba el estado de emergencia, suspendía las clases y ponía a todo el personal municipal que no estuviera afectado por el meteoro a colaborar con los damnificados. A las 7 y media aproximadamente, paró de llover.
Las consecuencias, los recuerdos y los relatos de aquella jornada se multiplican hasta el infinito. Más del 60 por ciento del casco urbano quedó bajo el agua; las pérdidas materiales fueron incalculables; cinco personas fallecieron. Lugares como el "Puente la Virginia", toda la orilla del arroyo Pergamino o la zona del barrio Virgen de Itatí llegaron a superar los dos metros de agua en el interior de las viviendas. Miles de vehículos quedaron parcial o totalmente dañados, cayó el muro de la dependencia policial de Yrigoyen e Isaac Annan, la Avenida de Mayo (entonces llamada Julio A. Roca) sufrió graves daños en el pavimento. El puente Merced-Juan B. Justo quedó intransitable. La crecida del arroyo Pergamino fue de tal magnitud que el agua llegó inclusive a la esquina de Rocha y Florida, a apenas cinco cuadras de la Plaza Merced. Casi todos los barrios de la ciudad se vieron afectados en su totalidad o en algún sector; las zonas más afectadas fueron, obviamente, las cercanas a los arroyos y los sectores bajos pero, en mayor o menor medida, el fenómeno alcanzó en mayor o menor medida a todos los pergaminenses.
La avenida Juan B. Justo en la mañana del sábado 8 de abril de 1995.
Pergamino quedó incomunicado con el exterior y también dentro de la ciudad; todos los puentes estaban cortados, las mayoría de las líneas telefónicas dejaron de funcionar, durante 24 horas no hubo electricidad. Mucha gente con familiares "del otro lado del Arroyo" no tenían forma de conocer el estado de sus seres queridos. Los medios de comunicación trabajaban de manera precaria; no sólo no tenían electricidad para hacer funcionar sus equipos sino que además gran parte de su personal se había inundado o tenía familiares afectados.
Hilda "Chiche" González, esposa del entonces gobernador Eduardo Duhalde, anuncia un censo para determinar las pérdidas en las viviendas afectadas. A su lado la en ese momento diputada nacional Rosa Tulio.
Hace 30 años no existían las redes sociales y los teléfonos celulares sólo servían para hablar, por lo que las fotos disponibles de aquel día son escasas, la mayoría en blanco y negro. A diferencia de la inundación de 2016 (de menor alcance que la de 1995) que fue transmitida "en vivo y en directo" y las impágenes reproducidas hasta el hartazgo en computadoras y celulares; la de 1995 vive sobre todo en la memoria de quienes la padecieron y sus alcances e implicancias en la sociedad pergaminense se perciben inclusive hasta el día de hoy.
Una familia de evacuados cena en Fomento Centenario durante la noche del 7 de abril de 1995.
A media tarde del 7 de abril, llegaron a Pergamino, procedentes de San Nicolás, los históricos camiones "Unimog" con personal del Ejército Argentino, equipados con elementos de seguridad, que asistieron en las tareas de rescate y traslado de evacuados. De todas formas, tanto la Municipalidad de Pergamino como los propios vecinos habían comenzado a organizarse para brindar ayuda y solidarizarse con los afectados.
Feligreses y colaboradores intentan recomponer la Parroquia Ntra. Sra. de Lourdes, muy afectada por el agua.
Aquellos que poseían embarcaciones las pusieron de inmediato a disposición y de esa manera se pudo rescatar a muchos vecinos que quedaron atrapados en el techo de sus viviendas, sin agua potable ni comida. Panaderías, pizzerías y rotiserías que conservaron su capacidad de funcionamiento donaron toda su producción. Distribuidores y comerciantes allegaron alimentos no perecederos, agua mineral, pilas, velas, fósforos, elementos de higiene y hasta galletitas y golosinas para los niños; la mayoría de los vecinos no afectados donaron ropa, alimentos, combustible para grupos electrógenos, colchones, frazadas y hasta ofrecieron sus vehículos para trasladar gente y sus viviendas para alojar a quienes no tenían dónde quedarse.
Es muy recordada la ayuda prestada por Luis Rubén Di Palma: el automovilista multicampeón arrecifeño trasladó elementos y personas con su helicóptero Robinson R-22 e hizo cientos de vuelos durante varios días.
Luis Rubén Di Palma, arrecifeño múltiple campeón de automovilismo, colaboró con su helicóptero R-22.
Aunque muchos se vieron afectados y sufrieron graves pérdidas, empresarios locales donaron colchones, mantas, agua mineral y elementos de limpieza.
La inundación de 1995, de la que hoy se cumplen 30 años muestra dos imágenes: por un lado la de la tragedia, el dolor y las pérdidas y por otro lado la del heroísmo y la solidaridad.
A medianoche, llegando el sábado 8 de abril, los camiones Unimog del Ejército pudieron empezar a pasar por el puente de las rutas 8 y 188, por lo que pudo volver a establecerse una conexión entre el Sur y el Norte de Pergamino: para esa hora la cifra de evacuados se calculaba en unos 5000, distribuidos en establecimientos educativos, clubes, comisiones de fomento y dependencias municipales; además de un número impreciso de autoevacuados.
Un colectivo "rojo" transita por una calle inundada.
En las primeras horas de la mañana del sábado 8 de abril el agua había bajado lo suficiente como para transitar sin problemas por el puente de la ruta y en lagunos lugares de la ciudad pudo restablecerse el servicio eléctrico y las comunicaciones telefónicas. La sede de la Secretaría de Acción Social, en Florida al 800, se convirtió en el punto de encuentro desde donde se coordinaba la ayuda a los afectados. Llegaron colchones, agua potable, elementos de limpieza, chapas y alimentos no perecederos; sin embargo, una nueva preocupación surgió entre los vecinos: volvió a llover intensamente.
Sin embargo, la lluvia fue amainando y se convirtió apenas en una llovizna tenue; el agua siguió bajando y para las 2 de la tarde ya se podía cruzar el arroyo por todos los puentes, a excepción del de Merced, cuyo asfalto estaba destruído.
Mucha gente quedó atrapada en los pisos superiores de sus viviendas.
Al anochecer del sábado 8 de abril el agua se había retirado de la mayoría de las casas, dejando tras de sí un panorama de devastación, pérdidas, suciedad, alimañas y enfermedades; poco a poco los vecinos fueron regresando a sus casas y haciendo lo posible por retornar a la normalidad; poco tiempo después desde la Provincia se organizó un censo para determinar las pérdidas de cada familia y se otorgó una ayuda que, dadas las circunstancias, resultó mínima.
Un Ford Galaxy, un Renault 9 y un IKA Baqueano doble cabina cubiertos por el agua en Venezuela e Yrigoyen.
Durante varios días las veredas de Pergamino se llenaron de electrodomésticos estropeados, colchones arruinados, fotos familiares llenas de barro, objetos personales deteriorados, autos totalmente desarmados y con los asientos secándose al sol y miles de objetos y elementos de todo tipo.
Las lanchas representaron la única vía de escape para mucha gente atrapada.
La inundación de 1995 marcó para Pergamino un momento bisagra; nada fue igual después de aquel viernes 7 de abril. Mucha gente sufrió depresión, insomnio y angustia; otros vendieron su casa y se mudaron a zonas "no inundables" y otros tantos siguieron adelante como pudieron.
Cinco personas perdieron la vida en aquella triste jornada: Fernando Tomás Esquivel, bombero voluntario que falleció en cumplimiento del deber; Claudio Marcelo Herro, que murió intentando salvar a Matías Rodríguez, que también falleció, Faustina Masciotta de Ponterino y Oscar Scollo.
La recuperación fue larga y tortuosa; muchas cosas sucedieron en las tres décadas transcurridas desde aquella madrugada de viernes en la que la historia de Pergamino cambió para siempre: los vecinos se agruparon y después de una serie de reuniones y acuerdos nació la Comisión de Seguimiento de Obras Pluviales de Pergamino (COSOPPER), que desde entonces trabaja de manera denodada para reclamar y monitorear la construcción de las obras necesarias para prevenir inundaciones; parte de las cuales se fueron haciendo, aunque resta realizar la "obra madre", que es la presa de regulación "aguas arriba" del arroyo Pergamino.
Clasificación de ropa y ayuda para niños en Fomento Ameghino.
Además, cada año, la COSOPPER realiza un acto para conmemorar el 7 de abril, recordar a quienes perdieron la vida ese día y brindar un informe sobre los avances de las obras.
Por otra parte, existen otros avances, ya que a diferencia de lo que pasaba en 1995 Pergamino cuenta con un área de Defensa Civil municipal y trenta años después los pergaminenses conocen más acerca de la prevención de inundaciones.
Un grupo de niños en uno de los centros de evacuados.
Sin embargo, la inundación de 2016 puso en evidencia una vez más que la ciudad es vulnerable ante una crecida del arroyo; que si bien hay avances, estos son insuficientes hasta tanto no se realice la totalidad de las obras y no se logre contar un plan de contingencia.
Por este motivo, el 7 de abril no sólo constituye una jornada de reflexión, recuerdo y homenaje, sino también de toma de conciencia acerca de la necesidad de arbitrar todos los medios necesarios para evitar que Pergamino vuelva a vivir lo ocurrido una mañana de viernes, hace ya 30 años.
Acto central
Hoy, a las 11, se llevará a cabo el acto central por el trigésimo aniversario de la inundación de 1995; la cita es en el Monumento a Fernando Tomás Esquivel, en Estrada al 1500 (esquina Bombero Esquivel). En caso de lluvia el evento se realizará en el Club Juventud (Intendente Biscayart 847).
Las imágenes que ilustran la presente nota pertenecen al archivo de la Hemeroteca de la Biblioteca Pública Municipal "Dr. Joaquín Menéndez".
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